domingo, 2 de octubre de 2011

Agenda oculta


Han pasado cien días y todos los que gobiernan lanzan las campanas al vuelo de lo bien que lo han hecho. No podía ser de otra manera, no van a decir que lo han hecho mal o regular. En Azuqueca no podían ser menos y los parabienes y alabanzas que se conceden a sí mismos los gobernantes del PSOE están a tono con la alta consideración en que se tienen.

En plena campaña de promoción política de su líder, el alcalde Bellido, para dar el salto a Madrid, considerado por sus deudos y asimilados como el epítome de la perfección, una china en el camino le ha amargado, momentáneamente, la escalada. Acostumbrado él y su valedor al dedazo, el ejercicio de la democracia interna de la que tanto se vanaglorian de puertas afuera les ha dado un disgusto.

Tengo que reconocer, no obstante, que el hombre se lo ha currado con ahínco todos estos años de su vida política. No ha hecho otra cosa. Y le ha ido muy bien. Lo cortés no quita lo valiente. Siempre hay escarabajos peloteros que le hacen a uno el trabajo “manchao”. Sus credenciales de gestión municipal en los últimos cuatro años están basadas en el dopaje suministrado por la Junta gobernada por Barreda, con muchas obras y servicios para blasonar su trayectoria.

Y me dirán, con razón, que ya era hora que a este pueblo le tocara algo. Pero el atracón no es bueno. Alguno dirá eso de “ande yo caliente, ríase la gente”. Sí, pero el calentón hay que pagarlo y puede salir muy caro. Porque parece que esos servicios conveniados con la Junta están ayunos de fondos regionales, al no librar Barreda en su momento el dinero correspondiente. Alguna empresa concesionaria amagó en su momento con dejar de prestar el servicio con las elecciones encima. De alguna manera el asunto se calmó. ¿Cómo? No lo sabemos, dada la tradicional política de ocultamiento del gobierno de Bellido. Sí parece que Barreda no libró los fondos adeudados y nos inclinamos a pensar que aumentó el endeudamiento del ayuntamiento y el atraso en el pago de otras facturas a proveedores.

La fiesta termina y ahora toca limpiar el local y recoger los cascotes. Toca la agenda oculta de Bellido. Toca una primera tanda de despidos de personal estructural del ayuntamiento, unos cuarenta trabajadores. Toca privatización de servicios, quizás jardinería y limpieza viaria, aunque algunos quieren que se haga de aquella manera, para cobrarse los muchos favores prestados, aunque estamos seguros que Bellido y su portavoz no lo permitirán. Toca subida de impuestos y tasas: ya sabemos que el recibo del IBI sube el cinco por ciento, según los datos del propio ayuntamiento.

Tiempos oscuros nos esperan, excepto a esos elegidos para poblar el Olimpo.


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