Qué pereza. Comienza
oficialmente la campaña electoral, ese esprint tan largo que lleva
al 20-N, porque la carrera empezó hace tiempo. Promesas, más
promesas, furibundos ataques al adversario devenido en enemigo,
brindis al sol, medias verdades, mentiras, falseamiento de la
realidad y venta de un futuro que atisbamos muy negro.
Se nota la calentura
electoral en Azuqueca. El PSOE, con el inestimable y para algunos
incomprensible apoyo del PP, ha aprobado una subida de
aproximadamente el cinco por ciento en el IBI y de algo más del tres
por ciento en las tasas, como ya adelantamos en esta columna.
Como el alcalde Bellido
es candidato al Congreso, muy a pesar suyo a tenor de las
declaraciones que hizo con anterioridad al dedazo de Ferraz, ha
propuesto una subida impositiva suave que ya veremos si no modifica
exageradamente al alza una vez pasado el trago amargo que lo
convierta en un trasgo del edificio consistorial.
Porque no salen las
cuentas. La cosa está difícil y se presume un recorte sustancial de
gastos en los próximos presupuestos municipales, ya se le echará la
culpa a los de siempre. In extremis, dejamos facturas en el cajón,
pedimos más créditos, peloteamos con pagarés a ciento veinte días,
retrasamos el pago de nóminas... ingeniería financiera a tope.
Ciertamente el candidato
lo tiene complicado.
PD. Dejamos para el
próximo artículo la que se nos viene encima en Guadalajara, con
importantes EREs antes de final de año en algún grupo de empresas,
sin descartar su quiebra, ahora concurso de acreedores.
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